Langostinos hechos a la sal en la plancha, salmón y salsa rosa.
Como toque decorativo comestible claro, los tomates cherry y la lechuga de roble rizada.
Rápido y sabroso, y acompañado de un vinito blanco joven.
Este año pasé totalmente de preparar nada de picoteo en ninguna cena, porque luego siempre se cocina y al final de tanto picar no hay hambre y termina la comida en el plato.
Por eso decidí un primero ligero y un segundo que te quedes bien sin estar pesado.
A mí no me gusta que nadie se quede con hambre pero no soporto tirar comida cuando tanta gente pasa hambre.
Pero ODIO ir a un restaurante de esos que se dicen de diseño donde te ponen un plato gigante precioso y algo de comer muy bonito justito en el centro. Le das dos bocados y ya se evaporo la creación justo cuando estás empezando a pillarle el gusto. Y encima lo pagas carísimo.
Recuerdo una cena de 8 personas (que pagué yo) me llevaron a un sitio "diferente"
¡Y tan diferente! me costó 368 euros y salí muerta de hambre.
Como decimos en Canarias ¡Más nunca!
Leí en la carta LASAÑA DE BOGABANTE.
Y yo una loca del marisco me dije: Voy a probarlo.
Cuando llegó mi plato yo no dije nada solo lo miré.
Que cara pondría que cuando se fue el camarero todos se empezaron a reír.
En medio ahí perdido en el plato había una hojita de pasta como encima de otras dos.
Parecía regada con aceite de oliva y una hojita tan mona de perejil encima.
Decidí investigar si lo que abultaba algo era bogavante y me encontré dos finas lonchas de algo blanco con bordes rojos.
Lo volví a tapar con cuidado y dije:
¡Esto es una broma verdad! ¿Dónde está la cámara oculta?
Pues ese plato costaba 38 euros.
Desde entonces los diseños ahora más que antes me los monto yo. Porque si quieres comer calidad nada mejor que saber lo que compras y prepárartelo, te ahorras una pasta y comes muy bien.
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