Aquí os traigo la mermelada de naranja y mandarina de la que ayer os hablé.
Por supuesto también casera y con la fruta que me trajo mi hija de la finca de su amigo.
La elaboración es similar a la de manga.
Mirar todos los botes que salieron jejejeje.
Y ayer mientras hacía la entrada de la de manga tenía al fuego
más mermelada de guayaba, que los arboles de mi suegro no paran de dar fruta.
Así que he pensado.....oh oh....
unos botes de mermelada artesana ANA.
Así no engordo yo sola con tanta caloría.
Jajajajaja
Todavía hay tiempo si os animáis, termina el día 20 de diciembre.
Me acaba de llegar la entrada para el sorteo de mi 5º participante,
que la subiré en un ratito.
¡ANIMAROS,
QUE ME HACE MUY FELIZ COMPARTIR CON VOSOTR@S!
SERÁ MI REGALO DE NAVIDAD.
Pelamos y troceamos la naranja y las mandarinas.
Las cubrimos con agua y al fuego.
Le retiramos las pipas si las tuvieran.
Cuando están cocidas las molemos y colamos.
Hay que retiran pellejitos por si acaso.
Luego le vamos agregando azúcar,
removemos bien, siempre con la cuchara de madera.
Esta mermelada se llevó un viaje de azúcar que no veas.
Se resistía la jodía a quedar dulce.
Se notaba ese punto de amargor de la naranja,
que a mi madre por ejemplo le encanta la mermelada de naranja amarga,
pero a mi no jejeeje y como ella con su diabetes no puede comerla...
¡Pues toma azúcar!
Y le añadí una rama gorda de canela y 4 clavos.
¡¡¡Solucionado, quedo guay!!!
Pero eso si, hay que comerla con moderación.
Jejejeje
Como las otras mermeladas, dejamos que hierba y bajamos el fuego.
Dejamos que vaya reduciendo y removemos para que no se pegue.
Tiempo, bastante, más de una hora, dependiendo de la cantidad claro.
Cuando enfrió cogió un cuerpo que no veas.
Como cambia a cuando está al fuego y se ve más liquida.
Pero una tostadita con mantequilla, no puede ser pecado.
¿A qué no?
Y SI LO ES, ME CONFIESO PECADORA.
JAJAJAJAJA
